miércoles, 16 de junio de 2010

Las aguas de la discordia


Honduras.- El Golfo de Fonseca es una hermosa bahía que comparten Nicaragua, Honduras y el Salvador. La pesca es rica y abundante pero los tres países no se ponen de acuerdo sobre los límites territoriales de sus aguas.

Por eso, no es extraño que los pescadores critiquen a unos u otros gobiernos en función de su país de procedencia. Los nicaragüenses acusan a los hondureños de pescar ilegalmente en sus aguas, no respetar las vedas y utilizar dinamita. Los hondureños, por su parte, critican a sus vecinos por hacer lo mismo y por utilizar a la guardia costera para hostigarlos.

Los enfrentamientos vienen de lejos. Por eso, los tres países decidieron llevar la cuestión al Tribunal de La Haya que dictó que a cada estado le corresponden tres millas náuticas y las trece restantes son de libre uso para los pescadores. Pero ni unos ni otros lo respetan.

Los hondureños juegan en desventaja ya que su franja costera al pacífico es minúscula en comparación con sus dos vecinos que, según ellos, se aprovechan de esta situación. Y es que tanto Nicaragua como El Salvador dominan las aguas exteriores del golfo y, por lo tanto, Honduras se queda sin salida natural al mar. Una situación que irrita a sus pescadores que denuncian el “acoso constante” de las patrulleras salvadoreñas y nicaragüenses.

Multas y muertes

De los salvadoreños no hay queja. “Son pacíficos y si nos apresan luego nos devuelven todo”. Simón Banegas es el líder de la comunidad pesquera de Playa Grande, en la isla de Amapala, en Honduras. Si con los salvadoreños es benévolo, con los nicaragüenses no se corta un pelo. “No respetan los tratados de la Haya. Están viendo de cazarnos no más salimos de las tres millas. Y estos, te hacen pagar 300 dólares y se quedan con los trasmallos. Allá hacen ellos negocio”. Pero no sale mejor parada su guardia costera. “Les llamamos los guarda muelles porque no salen de los muelles, mientras que los otros andan todo el día de patrulla”.

Tampoco los nicaragüenses ahorran críticas contra sus vecinos. “Son unos vivos. No más buscan la manera de sacar tajada. No respetan las vedas y vienen a nuestras aguas a pescar. El problema es que no tienen salida natural al pacífico y quieren agarrarla con trampas”, asegura José, un pescador de Potosí.

La tensión se rebajó un poco pero tuvo que haber muertos para que los gobiernos se tomaran en serio las quejas de los pescadores. Hace unos meses, un pescador hondureño murió cuando su embarcación fue embestida por una patrullera de Nicaragua. Desde entonces, los controles no son tan exhaustivos y los tres gobiernos se han comprometido a buscar una solución dialogada al problema.

Unión regional

Pero los hondureños no quieren esperar más. Por eso, desde hace unos meses negocian para crear una “Unión Regional” con el objetivo de que el Estado hondureño “los respete y los escuche”. Son 29 grupos que integran a más de 800 pescadores. Todo un reto organizativo en un país que lleva casi un año paralizado por las tensiones políticas provocadas tras el golpe de estado contra el gobierno de Zelaya. “Ya no queremos ser pacifistas. Nos exigen mucho pero no nos dan nada”, dice Simón.

“Pero esto no es contra nuestros hermanos pescadores de El Salvador y Nicaragua. Esto es contra los gobiernos que están sordos. Nosotros nos hemos llevado bien siempre. El problema es político”. Una opinión que también comparten en Nicaragua y en El Salvador. Y es que, a pesar de la tensión, todos saben que el Golfo de Fonseca sirve de sustento a todos, a pesar de que sus aguas, por ocasiones, se conviertan en discordia.

Fotos: Marcos Canosa.
Texto: Gonzalo Brocos.

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