Honduras.- La pesca es rica, pero no abundante, en el Golfo de Fonseca. Por eso, los pescadores, además de ser hombres de mar también son hombres de tierra. Pero sólo los más afortunados. Los otros, la gran mayoría, no dispone de fincas que trabajar porque la mayor parte de la tierra está en manos de terratenientes.
Simón y Valentín son de los pocos afortunados que pueden compaginar la pesca con la agricultura en la isla de Amapala. No es mucha extensión pero suficiente para cubrir las necesidades del verano. En Centroamérica sólo hay dos estaciones; verano e invierno. Y se aprovecha esta última para cultivar todo lo que se consumirá durante el verano, en la que, prácticamente no llueve.
Ahora es época de invierno. Llueve habitualmente, en algunas ocasiones con virulencia, pero el calor no cesa y la humedad es asfixiante. Unas condiciones que, sin embargo, ayudan a algunos cultivos, principalmente, el maíz. Precisamente, este cereal es el rey de la isla y, casi el único producto agrario que se cultiva, con la excepción de los frijoles.
“No da para mucho pero sirve para que nos alimentemos durante el verano”. Valentín García lleva desde que nació cultivando las tierras que heredó de sus padres. Pero lo de la agricultura es casi por necesidad. Por eso recalca que es un pescador que, en sus tiempos libres, los dedica al cuidado del maíz.
Aprender a cultivar
Nos lleva a su finca, en lo alto del pueblo, a las faldas del cerro –un antiguo volcán—que domina Amapala. El maíz crece con regocijo y en un par de meses estará listo para ser recogido. A Valentín lo acompaña Francisco García, también pescador artesanal.
“Es muy duro el cultivo. Todo se hace a mano, sin animales, porque esto tiene mucha pendiente y hay muchas piedras, así que se van haciendo surcos en la tierra y cultivando el maíz”. Francisco, que tiene mucha facilidad de palabra, no duda en preguntarnos por los cursos de capacitación agraria que se dan en España. “Es que a nosotros no nos vendría nada mal aprender ciertas técnicas agrarias y forestales”.
Y lleva razón. El principal problema de Centroamérica es la contaminación y la deforestación. Tampoco hay cultura del reciclaje, ni medios, ni materiales. Por eso, no se duda en cortar árboles y manglar para crear campos de cultivo que rompen el ecosistema. Los pescadores son conscientes de ello, tanto en el mar, como en la tierra, y por eso insisten en reclamar a las ONG`s y a sus gobiernos la puesta en marcha de proyectos de sensibilización. Pero mientras llegan esos planes ellos tienen que vivir y si la pesca no les da, recurren al maíz, su pan de cada día.
Foto: Marcos Canosa
Texto: Xurxo Salgado
Simón y Valentín son de los pocos afortunados que pueden compaginar la pesca con la agricultura en la isla de Amapala. No es mucha extensión pero suficiente para cubrir las necesidades del verano. En Centroamérica sólo hay dos estaciones; verano e invierno. Y se aprovecha esta última para cultivar todo lo que se consumirá durante el verano, en la que, prácticamente no llueve.
Ahora es época de invierno. Llueve habitualmente, en algunas ocasiones con virulencia, pero el calor no cesa y la humedad es asfixiante. Unas condiciones que, sin embargo, ayudan a algunos cultivos, principalmente, el maíz. Precisamente, este cereal es el rey de la isla y, casi el único producto agrario que se cultiva, con la excepción de los frijoles.
“No da para mucho pero sirve para que nos alimentemos durante el verano”. Valentín García lleva desde que nació cultivando las tierras que heredó de sus padres. Pero lo de la agricultura es casi por necesidad. Por eso recalca que es un pescador que, en sus tiempos libres, los dedica al cuidado del maíz.
Aprender a cultivar
Nos lleva a su finca, en lo alto del pueblo, a las faldas del cerro –un antiguo volcán—que domina Amapala. El maíz crece con regocijo y en un par de meses estará listo para ser recogido. A Valentín lo acompaña Francisco García, también pescador artesanal.
“Es muy duro el cultivo. Todo se hace a mano, sin animales, porque esto tiene mucha pendiente y hay muchas piedras, así que se van haciendo surcos en la tierra y cultivando el maíz”. Francisco, que tiene mucha facilidad de palabra, no duda en preguntarnos por los cursos de capacitación agraria que se dan en España. “Es que a nosotros no nos vendría nada mal aprender ciertas técnicas agrarias y forestales”.
Y lleva razón. El principal problema de Centroamérica es la contaminación y la deforestación. Tampoco hay cultura del reciclaje, ni medios, ni materiales. Por eso, no se duda en cortar árboles y manglar para crear campos de cultivo que rompen el ecosistema. Los pescadores son conscientes de ello, tanto en el mar, como en la tierra, y por eso insisten en reclamar a las ONG`s y a sus gobiernos la puesta en marcha de proyectos de sensibilización. Pero mientras llegan esos planes ellos tienen que vivir y si la pesca no les da, recurren al maíz, su pan de cada día.
Foto: Marcos Canosa
Texto: Xurxo Salgado
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