viernes, 25 de junio de 2010

La pesca arrastrada


Guatemala.- Puerto San José fue el principal puerto de Guatemala. Allí llegaban mercancías de todo el mundo y sus pescadores eran unos de los más afortunados de todo el país. Pero eso era en otro tiempo; cuando la pesca abundaba y no se habían instalado allí las grandes factorías pesqueras.

Hoy, y a pesar de todo, son más de 500 los pescadores artesanales que conviven con los buques arrastreros, entre ellos, los de Rianxeira, que ha instalado una planta aquí. Son casi 20.000 personas las que viven de forma directa de la pesca; una actividad que se ha vuelto complicada y difícil.

No hay pescado en las aguas costeras y, por eso, hay que ir a buscarlo hasta las 100 o incluso las 200 millas. Una faena que dura tres días y dos noches y que puede reportar, en el mejor de los casos, quinientas libras de pescado (250 kilos). “El problema son los arrastreros que andan al atún y que están esquilmando la pesca”, se queja Carlos.

Él, que es un curtido pescador, dinámico y tajante, lo tiene claro. “No es por ofender, pero son también los españoles los que están agotando los recursos”, se queja ante la atenta mirada del comisario político que han enviado desde el Ministerio de Pesca para que controle nuestro trabajo. “Con las redes que llevan agarran de todo, sobre todo el tiburón, del que sólo aprovechan la cola y luego tiran el resto al mar”.

“¿Y no sería necesaria una veda?”, preguntamos. “Por supuesto, pero siempre que la respeten también los de la pesca industrial porque si ello no lo hacen no lo vamos a hacer nosotros”. Cerca de él hay otros pescadores que asienten con la cabeza mientras que el comisario político pone cara de circunstancias.

Ayuda española

Sin embargo, los españoles, además de “esquilmar” los recursos, también “ayudan”. Es como si dieran una de cal y otra de arena. En Puerto San José, la AECID ha construido un centro de acopio, que, sin embargo, los pescadores no utilizan porque se quejan de que no reúne las mejores condiciones para la conservación del pescado.

Cruz, al que todos llaman Chucho, destaca que el centro se construyó sin tener en cuenta sus necesidades básicas. Con todo, destaca que de España también llegaron unos motores y los famosos cursos del Profopac, financiados por la Xunta. Unos cursos que algunos de ellos han realizado y que han resultado muy positivos para la profesionalización de su sector. Por eso piden que no se acaben y que se realicen nuevos módulos.

Texto: Xurxo Salgado
Fotos: Marcos Canosa

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