Guatemala.- Son ya mujeres pero sus caras aniñadas las delatan. Son Cintya, Alba María, Carla y Cindy; 20, 19, 18 y 19 años. Y a pesar de su juventud son ya todo unas expertas en la comercialización del pescado.
Nuestras cuatro protagonistas viven en Punta Iztapa, cerca de Puerto San José, en un lugar donde el río y el mar se confunden y donde la pesca ha comenzado a escasear. Las cuatro han mamado la pesca desde su niñez y las cuatro quieren vivir de ella. Pero, la cosa, dicen, está mal.
Las capturas han bajado. Quizás sean las condiciones meteorológicas, la tormenta Ágata ha pasado por aquí hace un mes dejando un rastro de destrucción que aún perdura. Quizás sea la sobreexplotación de las especies. Ellas no saben decir con exactitud las causas pero han detectado el problema.
Por eso, creen que es necesario una mayor concienciación sobre la conservación del pescado. Es su futuro, y no quieren perderlo. Ni ellas, ni las generaciones futuras. Las cuatro han acudido al módulo de comercialización de los cursos del Profopac, que financia la cooperación gallega. Su experiencia es reveladora. “Ojala haya más cursos como estos”, asegura Cintya, la más habladora de todas.
Punta Isquián es una comunidad pequeña y casi todos, aquí, viven de la pesca. No paran de agradecer la ayuda de la cooperación porque, para ellos, es casi fundamental. Las cuatro ya saben como manipular correctamente el pescado, como conservarlo en frío y como presentarlo para que los clientes lo compren. Ahora, esperan que se acaben las obras del centro de acopio que también se está haciendo con la ayuda de la cooperación española y que, a diferencia de Puerto San José, todos desean utilizar cuanto antes.
Texto: Xurxo Salgado
Fotos: Marcos Canosa
Interesante trabajo social, sectorial e institucional. No cabe duda que el apoyo que los pescadores artesanales reciben de la cooperación gallega y española permiten un desarrollo invisible hasta la publicación de este material periodístico. Es muy probable que innumerables sensaciones se queden en el camino de la construcción de la crónica o reportaje, pero como espectadores, estamos muy agradecidos del esfuerzo y claridad empleada por mantener abierta esta ventana, marcada por la solidaridad. ¡Felicidades al equipo de Agareso!
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