jueves, 17 de junio de 2010

“En Honduras necesitamos inversionistas, pero que no hagan daño”


Honduras.- En los años ochenta y noventa, las piscinas de cría de las industrias camaroneras arrasaron en Honduras con 20.000 hectáreas de humedales, principalmente manglares, un ecosistema de bosque sobre agua salada, y lagunas. En torno al 2000 la lucha de pescadores y ambientalistas contra la destrucción de humedales culminó con la declaración de áreas protegidas y con restricciones a actividades industriales o extractivas en esas áreas. Esa situación cambió con el Golpe de Estado de 2009.

La ONG local Codeffagolf (Comité de Defensa de la Flora y Fauna del Golfo de Fonseca), que trabaja en proyectos pesqueros como contraparte de Amigos da Terra, critica a los golpistas por la derogación de las restricciones a industrias y actividades extractivas. Del actual Gobierno, reconocido como democrático por parte de la comunidad internacional, la organización exige la anulación de las disposiciones de los golpistas.

Codeffagolf, constituido con una fuerte base de pescadores artesanales, inició su actividad hace más de dos décadas en defensa de los manglares, áreas de cría de peces, y para tratar de erradicar las extracciones de larva de camarón del mar con destino a la industria. “Con la larva de camarón se capturaban todo tipo de larvas. Después, ya en la camaronera, le echaban un químico al agua que mataba todas las larvas menos la de camarón, que era introducida en las piscinas camaroneras”, recuerdan los pescadores.

Aquel desarrollo camaronero se mantiene en la actualidad, con otras prácticas, de la mano de empresas como Granjas San Bernardo, El Faro o Pescanova, esta última con unas 3.000 hectáreas en Honduras. Tanto los pescadores como las ONGs implicadas en la promoción de la pesca sostenible cuestionan los efectos ambientales de las camaroneras y plantean la necesidad de un desarrollo más limpio. “El Gobierno sólo apoya a los ricos” -se arranca un pescador en Amapala- “En Choluteca, un grupo de 50 pescadores se puso delante de un tractor que iba a arrasar un manglar para ampliar una camaronera. Cuando fue de aquello, la policía les dijo que ellos tenían orden de proteger a los inversionistas, no a los pescadores. En Honduras necesitamos inversionistas, pero inversionistas que no hagan daño”.

Codeffagolf, integrante de la Red Manglar Internacional, ha participado en encuentros multilaterales en los que ha dialogado con las industrias camaroneras en un intento de llegar a acuerdos. De momento, los resultados, escasos. “De nada vale que la UE se gaste la plata en convenios internacionales si luego no exige garantías medioambientales para las importaciones de camarón. No sólo eso, sino que además, con la eliminación de aranceles al camarón (por el Acuerdo de Asociación Centroamérica – UE), se está impulsando la expansión de la industria camaronera en Centroamérica”, valora el presidente de Codeffagolf, Jorge Varela.

Las negociaciones entre todas las partes para implantar una certificación de calidad sobre la cría de camarón no han llegado por el momento a puerto. Las organizaciones civiles del Sur reclaman compensaciones por los daños ambientales ya causados. “Nuestra lucha es una lucha a favor de toda la humanidad”, explica Jorge Varela. “Los manglares constituyen un ecosistema de importancia en la mitigación del efecto invernadero por su papel en la absorción de dióxido de carbono”.
Foto: Marcos Canosa
Texto: Gonzalo Brocos

1 comentario:

  1. Una demostración más del poder del dinero sobre la coherencia,la protección del medio ambiente y la protección de los recursos para un desarrollo sostenible y de futuro...pero es importante denunciarlo. Gran trabajo chicos, me está encantando tanto los textos como las fotos, que son geniales.

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