El Salvador.- Si en Honduras visitamos un centro de acopio de pescado aún naciente, que por el momento precisa de los apoyos de la cooperación para cuadrar números, en El Salvador estamos estos días en El Cuco, un centro de acopio creado en 2005 que ya desde hace años se mantiene en números verdes de forma autosostenible, sin apoyos internacionales. La Cooperación Galega, la española y la andaluza colaboran ahora sólo en la mejora de las instalaciones y en la formación de pescadores asociados.
La implantación del centro de acopio de El Cuco, una instalación gestionada por los propios pescadores, agrupados en cooperativa, permite la eliminación de intermediarios en el proceso de comercialización del pescado. Actualmente agrupa a unas 50 embarcaciones. Pero los inicios no fueron fáciles. El gerente del centro, William Melgar, recuerda como en un principio los intermediarios habían tratado de crear alarma y miedo en torno al centro de acopio: “Decían que los españoles nos habían quitado el oro y que ahora con el centro querían también quitarnos las lanchas y los motores. Llegaron a echar hasta tierra de panteón en la instalación, así como forma de brujería.”
La consolidación del centro llegó poco a poco. Primero vinieron a El Cuco pescadores de otras zonas a hablar de cómo funcionaban ellos, pero se convocaban reuniones y poca gente asistía; se llegó incluso a buscar el apoyo de un sociólogo, pero tampoco el asunto prosperaba. Y al final fue el boca a boca, el contacto pescador a pescador, lo que permitió que se fueran difundiendo los beneficios del centro. Los mayores precios que se lograban para el pescado, los apoyos en formación e incluso los apoyos financieros ofrecidos para la compra de equipos se convirtieron en el mejor márketing. Y también la gestión de unas instalación de almacenamiento y procesado propia.
Fue así como el centro llegó a lo que es hoy, una instalación sostenible que constituye una referencia para todo el Golfo de Fonseca. “Muchas veces el problema de los centros de acopio es que tardan mucho en nacer y poco en morir”, valora William.
Rafael Hernández, presidente de la cooperativa de pescadores que gestiona el centro de acopio, recuerda también las dificultades del proceso: “Cuando vine a la primera reunión, antes de que se creara el centro, nadie creía en esto. De aquella se hablaba de un sistema de subasta, no de una gestión en cooperativa, como es ahora, y nadie lo veía viable. Yo además no podía incorporarme en aquel entonces porque no tenía lancha propia. Cuando la tuve, me metí en la cooperativa y éramos entonces unos 28. Ahora somos alrededor de 50 y con el deseo de ir involucrando a más pescadores de la zona. Queremos seguir creciendo”.
La instalación ya planea una mejora del proceso de comercialización a través de una planta de procesado y fileteado de pescado. “Ya tramitamos una marca propia –cuenta William- Cuco calidad”.
Fotos: Marcos Canosa
Texto: Gonzalo Brocos
La implantación del centro de acopio de El Cuco, una instalación gestionada por los propios pescadores, agrupados en cooperativa, permite la eliminación de intermediarios en el proceso de comercialización del pescado. Actualmente agrupa a unas 50 embarcaciones. Pero los inicios no fueron fáciles. El gerente del centro, William Melgar, recuerda como en un principio los intermediarios habían tratado de crear alarma y miedo en torno al centro de acopio: “Decían que los españoles nos habían quitado el oro y que ahora con el centro querían también quitarnos las lanchas y los motores. Llegaron a echar hasta tierra de panteón en la instalación, así como forma de brujería.”
La consolidación del centro llegó poco a poco. Primero vinieron a El Cuco pescadores de otras zonas a hablar de cómo funcionaban ellos, pero se convocaban reuniones y poca gente asistía; se llegó incluso a buscar el apoyo de un sociólogo, pero tampoco el asunto prosperaba. Y al final fue el boca a boca, el contacto pescador a pescador, lo que permitió que se fueran difundiendo los beneficios del centro. Los mayores precios que se lograban para el pescado, los apoyos en formación e incluso los apoyos financieros ofrecidos para la compra de equipos se convirtieron en el mejor márketing. Y también la gestión de unas instalación de almacenamiento y procesado propia.
Fue así como el centro llegó a lo que es hoy, una instalación sostenible que constituye una referencia para todo el Golfo de Fonseca. “Muchas veces el problema de los centros de acopio es que tardan mucho en nacer y poco en morir”, valora William.
Rafael Hernández, presidente de la cooperativa de pescadores que gestiona el centro de acopio, recuerda también las dificultades del proceso: “Cuando vine a la primera reunión, antes de que se creara el centro, nadie creía en esto. De aquella se hablaba de un sistema de subasta, no de una gestión en cooperativa, como es ahora, y nadie lo veía viable. Yo además no podía incorporarme en aquel entonces porque no tenía lancha propia. Cuando la tuve, me metí en la cooperativa y éramos entonces unos 28. Ahora somos alrededor de 50 y con el deseo de ir involucrando a más pescadores de la zona. Queremos seguir creciendo”.
La instalación ya planea una mejora del proceso de comercialización a través de una planta de procesado y fileteado de pescado. “Ya tramitamos una marca propia –cuenta William- Cuco calidad”.
Fotos: Marcos Canosa
Texto: Gonzalo Brocos
Está ben saber que estades vivos e que utilizades o idioma da Patria neste proxecto :-D
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